domingo, 2 de marzo de 2014

El camino al desamor

25 de Julio / 2013


 Creímos que podíamos querernos, hasta que tu monstruo terminó por comerte desde adentro, aunque hubieses pensado siempre que estaba del lado de afuera. Ni mi esfuerzo desmedido ni mi sumisión consciente a tu maltrato pudieron evitar que tus sentimientos bascularan peligrosamente entre una imagen de Gabriel maravilloso y Gabriel monstruo, como te pasaba también con otras personas. Al intentar contarte sobre las sospechas generales de que sufrías algún grado de paranoia, delirando intenciones macabras, tu agresión se potenciaba y amenazabas con lo peor, con lo que más me lastimaba de alguien que quería: el rechazo, el abandono y el olvido. Hoy, como siempre, viajaba en el veinticinco y cuando por breves lapsos mis párpados se encontraban, pasaba a sentirme despegado de la realidad, el tiempo transcurría distinto y con eventuales despertares miraba los rostros pasajeros desde lejos. En plena secuencia de conexiones oníricas te recordé; se me ocurrió que si hoy murieras hablaría con tus viejos, que no me conocen, para saber el lugar de tu entierro. Te llevaría un ramo de jacarandá porque sé cuánto te gusta y un poema de Borges que me conmueve profundamente.
 A veces imagino que lloraría… otras veces, que son mayoría, imagino que escupiría tu epitafio; depende siempre del humor que tenga. Basta recordar tu peor faceta, la predominante, para odiarte. No sé muy bien cómo se llora… supongo que me invadiría la congoja y pensaría lo incómoda que es esa palabra; sentiría lo mismo que ahora pero con la cara mojada. Se me pasarían muchas cosas por la cabeza, sobre todo los versos de ese poema que todavía me reverbera fielmente. Me acordaría de la vez en que te regalé una copia, con letra chiquita, pensando que podrías llevarla en el bolsillo con cariño, y ese fue un regalo tan valioso como sincero. Pensaría en la parte que dice “ya no es mágico el mundo, te han dejado” porque es uno de mis versos preferidos; nunca llegué a saber cuál era el tuyo. Pensaría en todas las cosas que te representan… en tus miedos, tus pasiones, tus rencores, y en todo aquello que me confiaste entre mates secretos porque pensábamos que nos queríamos mucho. Encima “mucho”… pero qué estúpidos. Pensaría en todas las atrocidades finales que dijiste en tu vasta imbecilidad, en tu profunda estupidez, sabiendo que lo único acertado fue que nunca íbamos a poder llevar una buena amistad.
Acaso guardes todavía ese poema secretamente representando en un rincón de tu mente lo que podríamos haber sido, en lugar de haberlo destruido en un torbellino de ciego infantilismo (de cualquier forma, ya no me importa). Eso pensaba hoy en el veinticinco camino a casa -te juro-, en mi reacción si por un impredecible acontecimiento pasaras a ser polvo. Te extinguirías en la memoria de otros, estoy seguro, mientras yo te recordaría… eso sí, con rencor, como el veneno que sos. 
Pero bueno, al menos no dejaría que te arrastre el olvido.

3 comentarios:

Off dijo...

Hola, creo que habias dejado un comentario en mi blog hace pocos días, y que ahora está eliminado. Creo que eras vos porque, el comentario ya no aparece, y porque tu blog me parece muy familiar, porque había entrado a ver quien eras y vi tu blog y bueno.
Me gustó mucho/demasiado tu forma de escribir, y, las fotos de Flickr son todas tuyas' porque también me han gustado.
Saludos ♥

Tumorcin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tumorcin dijo...
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