domingo, 6 de octubre de 2013

A la amante




He sabido ver la Luna por la ventana
y de tus párpados trémulos resbalar la luz.
He sabido perturbarme en la vigilia del verano,
indefenso e inútil contra tu mejor sueño.

Acaso estuve en él y no lo supimos,
olvidado al despertar todo rostro fugaz
de aquel ámbito, sin derecho interrumpido
al volver tus ojos de la ilusión.


Así como el desfile de la Luna serena
y el percibir imposible de su rumbo astral,
intangible aquello que bajo tu almohada
hubo florecido presuroso, hermoso o atroz.

Cerca, un retrato sepia que supo ser
furtivo recuerdo de un beso y un puente.
El sentir infinito el momento, recuerdo,
fue también el sincero quererte.