Tu frente de niña hermosa
y tus labios afilados
esconden un secreto
que desconoces.
Benditos tus días repletos
de sonrisas falsas
y noches comprimidas
de odas a la nada.
En tus ojos alegres
de iris oscuros creí
ver alguna tarde
abismo insoslayable.
Pero estos no son versos
de amor, ni yo soy tu amigo.
Mi palabra es un puñal
que se hunde en tu carne.
Si tuviera un deseo
por estos días sería
quemar tus alas de cartón
y verte impávido caer.
Ya en el suelo me acercaría
al cráter y vería
la sangre brotar caliente.
Y te besaría la frente.
Habrías entendido
que no es vuelo tu vuelo,
sino una ilusión por
tu propia ignorancia.
¿Ves? Te diría. Y asentirías.
Habrías despertado
del sueño vano y la caverna,
de las sombras y la vana ilusión.
Entonces sí verías el orbe
sin colores saturados
y perfumes que tapasen
la putrefacción.
Sabrías que al abrir los ojos
la vida no es tan fácil,
pero sabrías también
volver a empezar.
2 comentarios:
Me gusta que tus poemas sean tan carnales. El gore y al mismo tiempo el beso. Me gusta.
Me agrada la rabia; matar a un pájaro para enseñarle el mundo. Es crudo, pero sin falsedad.
Publicar un comentario